(Madrid, 1979)
 
   Soy un apasionado de todas las formas de expresión artística. Esta pasión me fue inculcada por mi padre y por mi madre en la infancia, y también fue mi padre, un aficionado avanzado a la fotografía, el que me impregnó de la esencia de ésta: me otorgó una perspectiva, un enfoque o una visión. A pesar de ello, y puesto que mi padre murió muy joven, realmente he de agradecer mi forma de enfocar la fotografía a mi tío, que me aportó todo el material, tanto bibliográfico como tecnológico, prestándome y regalándome libros y cámaras fotográficas que rompería o devoraría en mi cuarto. Mi formación ha sido básicamente autodidacta en este sentido.
   Fotográficamente hablando he crecido entre dos mundos: el digital y el analógico. Por ello una de mis principales metas es intentar transmitir con mis fotos lo mejor de ambos: otorgar a las imágenes digitales la calidez y la expresividad de una copia en B/N química.
   Soy un gran admirador de casi todos los fotógrafos de Magnum, más concretamente de Henri Cartier-Bresson; en color admiro a Ernst Haas.
   Pienso que las obras hablan mejor y más de sus autores que los autores de sus obras, e incluso que de sí mismos (espero que mis obras hablen, bien o mal, pero que por lo menos no sean mudas).